10 de abril de 2008

LA AVENTURA DE SER MAESTRO.

Basado en el texto de José M. Esteve.
Por Miguel Ángel García Pérez

Para dar a conocer el contenido del texto he decidido tomar en cuenta algunos aspectos que considero pertinentes rescatar. Así pues, el autor nos plantea acerca de su experiencia y de alguna manera nos dice que nadie le enseño a ser maestro y que se debe aprender por ensayo y error, al respecto quiero enfatizar que de manera personal creo que las cosas han cambiado, al menos para los normalistas, puesto que recibimos una formación, donde se incluyen las practicas que contribuyen a nuestros rasgos como maestros, si bien es cierto en las practicas, a los normalistas se les dan recomendaciones, es porque tal vez, el autor hasta cierto punto tienen razón, estamos ensayando y por ende es valido cometer errores, pero siempre reconociéndolos.

Ahora en lo que el autor refiere a estar frente a agrupo, lo manifiestas de tal forma que demuestra la transición de llegar al aula con inseguridad creyendo en que seremos devorados por los alumnos hasta llegar a ser seguros de uno mismo, así como saber manejar el ritmo de la clase, conociendo lo que se puede o no hacer en la clase.

El autor refiere algunas frases de Unamuno, donde definen al magisterio, como una carrera de vida, donde la función y el objetivo no es sino pensar y sentir, y transmitir lo mismo a los alumnos, para que ellos mismos sean capaces de pensar y sentir al mismo tiempo.

Otro punto de enorme importancia es el planteamiento de lo que debe importar en la enseñanza, el cual consiste en ayudar a la humanidad comprenderse a sí misma y a entender el mundo, y esto podrá lograse en la medida que como maestros realmente cumplamos nuestro cometido con los alumnos, pues nuestro objetivo debería ser, a decir del autor, ser maestros de humanidad, esto quiere decir, que a través de la enseñanza, de la sabiduría que podamos transmitir a nuestros alumnos es posible hacer que ellos se entiendan sí mismos y al mundo circundante.

Esteve manifiesta su postura respecto a la renovación pedagógica, en la cual nos hace ver que es imposible apartarse de ella puesto que si no existiera todos los años y días de los mismos haría lo mismo en la clase, lo cual se traduciría en monotonía y aburrimiento para el maestro, por tanto la renovación es un camino que abre las puertas a la búsqueda de nuevas formas de trabajo en el aula, de encontrar la manera divertida de poder ser.

Por otro lado nos manifiesta las dificultades que se presentan el transcurso de la profesión, entre ellas encontramos el que se refiere a identidad profesional, que consiste precisamente en cuanto valoramos lo que somos. Para tal efecto el Esteve nos muestra la diferencia entre la formación que recibe el maestro de primaria y el de secundaria. Primeramente nos menciona al de primaria, quien si bien es cierto ha recibido una formación donde se le instruye como debe ser, lo que debe hacer y lo que no y cuan motivante debe llegar a ser, no se le dice cuales son las formas de motivar ni sabe como actuar ante ciertos situaciones, porque lleva la noción de ser un maestro ideal, el punto es que la realidad no puede ser así, son grandes las dificultades con que se topa el maestro, lo cual lo orilla a dudar de su propia capacidad, esto en los inicios de su trabajo como docente propiamente dicho y no como un practicante del magisterio.

Ahora en lo que refiere a la identidad de profesores en secundaria, el problema radica en aquellos docentes que fueron formados en universidades y que su meta no era precisamente ser profesor, cuantas veces no nos hemos encontrado con maestros que dicen “yo no quería ser maestro”, aunque hay que reconocer que este problema no sólo está presente en maestros con formación universitaria, porque también existen normalistas que no deseaban ser maestros, pero por diferentes circunstancias están en el magisterio. El punto en contra de los maestros con formación universitaria es que no conocen la forma idónea de organizar una clase, ni como controlar al grupo y ganarse su atención. Por otro lado, no podemos negar la existencia de maestros que en efecto logran estar a gusto en su trabajo, porque reconoce que su papel consiste en servir a los demás, en este caso a sus alumnos, transmitirle el conocimiento, considerando que lo importante es el alumno y no la asignatura como contenido.

Otro punto refiere al aspecto sobre la comunicaron e interacción dentro del aula, donde el maestro debe ser consciente de que puede y que no hacer y decir en la clase. Además implica saber comunicar lo que si se debe decir, saber hacer uso de todos los canales que permitan al alumno aprender, y entender primeramente lo que deseamos decir, si no entienden de una forma, intentar con otra, eso es tener habilidad comunicativa.

La disciplina es un rasgo interesante en el proceder de un maestro y su clase, el autor nos plantea que al profesor se le dice como organizar una clase mas no como llevarla para que no se presente conflicto alguno, he ahí donde se presenta el problema de la disciplina, la cual no tiene que ver con ser un tirano para mantener a todo el grupo quieto, sino consiste en saber entablar comunicación para negociar con los alumnos, sobre la forma de trabajar, una definición de lo que es disciplina es la siguiente: "En una institución educativa la disciplina puede ser expresada como un comportamiento en el cual el alumno se rige a las leyes del respeto hacia el profesor y con y para los compañeros del aula."

Ahora también hay que reconocer, como dice el autor que en el aula no enseñamos a nivel superior sino a nivel básico, por tanto es preciso que el maestro novato sea capaz de adecuar y reducir los conceptos y conocimientos al nivel del alumno.

Por ultimo, tome la determinación de describir brevemente lo que significa para mi ser (en un futuro) maestro, pues es la mayor de mis metas en la vida, poder ser un portador de conocimientos, servir a mis alumnos, volverme su amigo pero siempre mediados por los valores humanos, teniendo diversas opciones de estudio jamás, en ningún momento paso por mi mente rechazar ser maestro, serlo siempre fue mi primera opción, de hecho como quede en la UV y si daba el caso que no hubiera sido aceptado en la normal, yo había planeado, que al salir de la carrera buscaría trabajo como docente en alguna secundaria general o técnica de mi región, o en el Bachillerato donde estudie, que por cierto se caracteriza por recibir a exalumnos; aun cuando mi familia siempre abogo porque no fuera maestro, ellos eran maestros y no querían que yo lo fuera, tal vez no era lo que querían, mis amigos insistían en que ser maestro seria un desperdicio de potencial, pero sobre todos esos comentarios hoy me perfilo para docente y no me arrepiento.



BIBLIOGRAFÍA:

Esteve, José, “La aventura de ser maestro”, en Cuadernos de Pedagogía, núm.
266, febrero, Barcelona, Praxis, 1998, pp. 45-50.

2 comentarios:

  1. Me parece interesante el tema que tratas, la manera en que relatas lo sucedido ante tu decisión de entrar a la normal y el realizarte como maestro, el valor tan disminuido que se les ha atribuido a los practicantes de la docencia y lo poco reconocido que es la labor del magisterio.

    Puedo decirte que yo, estando en Chihuahua, me he topado con la misma reacción, no niego que la crítica sea dura respecto a nuestra profesión en curso, sin embargo, no puedo negarme a que los maestros activos (y los que ahora nos preparamos para serlo), podamos tornar esa concepción tan denigrante que se tiene, que se han cometido muchos errores, pues si, pero sin duda lograremos corregirlos y mejorar la calidad de la educación que se brinda a todo el pueblo mexicano.

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  2. No basta conque el profesor se ponga al nivel de los alumnos sino en que se debe poner al nivel de los alumnos más aventajados y tratar de que los alunnos rezagados se pongan al nivel de los avanzados. Esta estrategia me a dado buenos resultados. Francisco Cienfuegos Ibarra

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